¿TIENE LA IGLESIA UN MANDATO DE SANIDAD? (Espanol)
¿TIENE LA IGLESIA UN MANDATO DE SANIDAD?
Se dice frecuentemente a los evangelistas y predicadores: “¡Están descuidando el mandato de sanar!” Supuestamente sanidad es parte del ministerio del evangelio y sin este elemento uno no tiene el evangelio “completo”.
¿Corresponde esto a la doctrina del Nuevo Testamento?
Una breve evaluación
En el Antiguo Testamente se anuncia o mejor dicho se predice la salvación. Un ejemplo de este característica se ve en el Proto-Evangelio de Génesis 3:15.
En los Evangelios la salvación está presentado como cumplido. En Juan 19:30 leemos: Consumado es.
En Hechos la salvación es anunciada. Hechos 13:38-39 es un ejemplo: Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificdos, en él es justificado todo aquel que cree.
En las Epístolas (de Romanos hasta Judas) se explica la salvación. Por ejemplo Pablo consta: Nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo. (Romanos 8:23).
En Apocalipsis la salvación es consumada, por ejemplo Apocalipsis 12:10: Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo.
Proclamación en Hechos
Es evidente en todos los sermones en el libro de Hechos que el perdón de la culpa y de los pecados está ofrecido en cumplimiento de Lucas 24:47. También es claro que la sanidad de dolencias corporales nunca está conectado con esto.
¿Por qué cuando se proclama el evangelio – hasta en Hechos – sólo se le ofrece al oidor el perdón de los pecados y nunca la curación de enfermedades? Cuando Pedro dijo a Cornelio: De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados (Hechos 10: 43,) ¿no debería de haber añadido entonces “y la sanidad de enfermedades” si fuera así?
Pedro, especialmente, fue mandado por Jesús a sanar a los hombres (Mateo 10: 8). ¿Es posible que los apóstoles habrían olvidado mencionar un elemento supuestamente tan importante de su misión?
Mas bien cumplieron la Gran Comisión de Jesús: Así está escrito, y así fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día, y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde Jerusalén. Y vosostros soís testigos de estas cosas. (Lucas 24: 46-48).
Esto fue el contenido de sus proclamaciones. Comparar también en Hechos 2: 38; 11: 18; 13: 38-39; 15:11; 17:30-31; y otros. El punto central es el perdón de los pecados. En el libro de los Hechos la sanidad sí ocurre, incluso algunas son espectaculares. Pero la sanidad nunca es el enfoque de ningún mensaje como si fuera un elemento de la salvación.
Sin embargo, nos explican en algunos centros carismáticos que debemos sanar a los enfermos, pues Dios nunca cambia. Como prueba de esto se cita Mateo 10: 8 y Lucas 10: 9. Aquí el imperativo a sanar a los enfermos es evidente. Este tipo de conclusión fácilmente está tomada y propagada en una época como la nuestra en que el pensamiento dispensacional gradualmente desaparece.
Es verdad que Dios no cambia (Mal. 3: 6), pero muchas veces Dios obra de diferentes maneras con sus criaturas (Hebreos 1: 1-2). Un lector discernidor del Nuevo Testamento entiende que la Iglesia de Jesús nació el día de Pentecostés y así el Nuevo Pacto de Gólgota comenzó (Lucas 22:20). Todo el ministerio de los Apóstoles antes de ese día, lo cual ocurrió durante el ministerio terrenal de nuestro Señor, y todo que experimentaron fue conectado con Su obra entre el pueblo de Israel. La Iglesia y el Nuevo Testamento todavía no existía. Vemos en Mateo 10 como el maestro mandó a los Doce. En los versículos 5 y 6, él los manda explícitamente: “…Por camino de gentiles no vayáis…sino id antes a las ovejas perdidas de la casa de Israel.” Y en este contexto el versículo 8 les da el mandato: “Sanad enfermos, limpiad leprosos,…” etc.
Marcos 6:12-13 pertenece también a esta categoría donde dice: Y saliendo, predicaban que los hombres se arrepintiesen. Y echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos, y los sanaban. Aquí no hay el imperativo, mas bien un relato. Sin duda se refiere a acontecimientos antes de la época de la Iglesia del Nuevo Testamento.
Pero, como ya hemos expuesto, el énfasis cambia en el libro de los Hechos. Cuando empezó la época de la Iglesia, el mensaje se centraba en el sacrificio para el perdón del pecado. Algo extraordinario y increíble había sucedido. El cordero de Dios, que lleva el pecado del mundo, pagó el precio de cada trasgresión con Su sangre. Que Dios justifica al pecador (Romanos 4:5) es ahora el tema central de los dicípulos de Jesús. Esto era su evangelio “completo”.
Cuando Pablo da su testimonio ante Festo y el Rey Agripa de como Jesús le había aparecido, el cita las misma palabras del Señor resucitado: Librándote del pueblo y de los Gentiles, á los cuales ahora te envío, Para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas á la luz, y de la potestad de Satanás á Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, remisión de pecados y suerte entre los santificados. Hechos 26:17-18
Aún en esta instancia, solo leemos del perdón del pecado y futuras promesas espirituales. Otra vez, no hay ninguna mención de sanidad o salud física. ¿Es concebible que el Señor mismo, quien aquí autoriza a Pablo y le da su comisión, no hablaría del mandato de sanidad si esto fuera realmente parte del Evangelio “completo”?
La Gran Comisión
Muchos en estos círculos de “pleno poder” gustosamente se apoyan en la Gran Comisión de nuestro Señor, pero principalmente en Marcos 16. Como ya citado, Lucas menciona el tema central del perdón de los pecados. Este perdón es proclamado en el nombre de Jesús y esto es justo lo que hicieron los apóstoles (capitulo 24:46-48). Juan habla de la misión y también enfatiza el perdón de los pecados (capitulo 20:21-23). Intérpretes atrevidos de la Biblia dicen ver en Mateo 28:19-20 un mandato de sanidad. John Wimber, por ejemplo, declara que Mateo 10:8 es el cumplimento de Mateo 28. Pero ya hemos visto que Mateo 10 se refiere al ministerio a Israel y no tiene nada que ver con la época de la Iglesia. La misión a las naciones no se encuentra antes de Mateo 28:19. Estas frases bien conocidas de hacer discípulos, bautizar y enseñar tienen que ver con un nuevo ministerio.
Si uno insiste en la sanidad, entonces uno no debería solo tomar la sanidad de los enfermos al pie de la letra, sino que también el resucitar de los muertos debería ser una parte del ministerio correcto del predicador. También la cartera, la bolsa de viaje, la segunda camisa etc. deberían de quedarse en casa (Mateo 10:9-10). Es interesante que se encuentra otro estilo de vida entre los que declaran ser predicadores de un Evangelio “completo” o un Evangelio de “prosperidad”. Pero una exégesis sincera no permite tomar una cosa al pie de la letra, y enfatizarla, y otras cosas dejarlas a un lado. Parecído es la suerte de Marcos 16:17-18 en las manos de todo tipo de sectas y falsos maestros por la historia de la iglesia (Montanistas, Gnósticos, Mormones, Ciencia Cristiana, Nuevos-Apostólicos, nuevos gnósticos y otros).
De esta lista en los versículos 17 –18 normalmente solo se escoge el hablar en lenguas, el exorcismo y poner sobre los enfermos las manos. Pero entonces también el tomar en las manos serpientes y el beber cosa mortífera deberían ser incluido como circunstancias normales en el evangelismo “de poder”. Pero esto no es lo normal sino lo excepcional.
También deberíamos de fijarnos que en estos versículos no se usa el imperativo sino el indicativo. (Además de que esta cita es muy discutida, pues en los textos más antiguos no están incluidos.) Pero siempre ha sido una característica de sectas y falsas doctrinas coger citas bíblicas difíciles o muy discutidas y usarlos para construir una estructura masiva de doctrina.
Israel esperaba con el mesías la llegada del reino de Dios (Mateo 4:17). Si el pueblo no hubiera rechazado a su mesías, probablemente el reino de Paz hubiera sido establecido. De esto también la sanidad de males corporales hubiera sido parte y como el profeta Isaías explica, si uno hubiera muerto a los 100 años de edad estaría considerado como un niño (Isaías 65:20).
Vemos una pre-cumplimiento cuando Jesús ministraba antes que el establecimiento de la Iglesia. Él confrontó a Israel con la oferta del reino y, como Señor, sanaba a los enfermos (Mateo 8:16-17). El concepto de la Iglesia solo es nombrado dos veces en los evangelios: en Mateo 16:18 y 18:17, pero no en Marcos, Lucas y Juan.
Pero Israel no aceptó a su redentor y la salvación pasó a los gentiles. En esta época de la iglesia no se encuentra un mandato de sanidad. Tenemos que enfatizar, sin embargo, que Dios todavía está con nosotros y puede sanar, y a veces lo hace, especialmente en situaciones pioneras.
La promesa “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades” (Isaías 53:4), se cumplirá plenamente en el milenio, cuando el Mesías reinara después de venir por segunda vez. Entonces también se cumplirán literalmente todas las otras promesas de paz perpetua, etc.
La Exposición de las Epístolas
Para nosotros como iglesia del Señor se explica la salvación en las Epístolas. Allí nunca encontramos un mandato de sanidad. Lo que si encontramos en Santiago 5:14 y los versículos siguientes es el mandato de orar por los enfermos. Aquí deberíamos tener más valor y fe. Porque repetidamente se oye como creyentes son sanados o reciben alivio, cuando se ha seguido esta instrucción bíblica. Esto especialmente también cuando el enfermo ha estado dispuesto a confesar sus pecados (versiculo 16).
“Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.” (2. Corintios 5:4)
El misterio de la iglesia fue mayormente revelado por el apóstol Pablo. Sus cartas nos muestra que este milagro del Cuerpo de Cristo y el tiempo de gracia no fue conocido en el Antiguo Testamento, o por lo menos apenas se conocía (Ef. 3:4-6, Col. 1:26-27). Jesús mismo vivió en la época del Antiguo Pacto, el tiempo de la Ley. Por eso en los evangelios casi no se nombra la Iglesia. Por eso no es sostenible exegéticamente coger órdenes del Antiguo Testamento o de los Evangelios y transferirlos a la Época de Gracia, a no ser que estas órdenes vuelvan a aparecer en las Epístolas y sean ahí afirmadas. En las Epístolas de los apóstoles encontramos las doctrinas básicas para la Iglesia.
En Romanos 8:23 nos dice Pablo claramente que nuestro cuerpo todavía no es redimido. Por eso envejecemos, podemos caer enfermos y, tarde o temprano, tenemos que morir todos, si no vivimos hasta la venida de nuestro Señor.
La primera Epístola de Juan, en particular, indica la razón de la venida de nuestro Señor. Nos advierte del engaño y nos manda probar (examinar) a los espíritus. Esta carta muestra los criterios bíblicos de los creyentes. Juan confronta la influencia de los gnósticas quienes estaban propagando el mandato de sanidad. Cuando la razón de la venida de Jesús es mencionada (1ª Juan 3:5 y 8, etc.) siempre el contexto se trata con el pecado. Ni una sola vez dice que Jesús vino a sanar a los enfermos. “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su hijo en propiciación por nuestros pecados.”(1ª Juan 4:10). Sería una omisión seria, si se viera como algo natural que la Iglesia debe sanar.
El antiguo presidente de la alianza evangelica Dr. Rolf Hille encontró palabras muy claras que solo podemos apoyar:“El asunto de la culpabilidad esta aclarada por el cristiano, que Jesucristo perdona pecados, pero nos queda la pregunta de la felicidad y el bienestar en la vida terrenal. El movimiento carismático es en este sentido el movimiento mas trágico en la historia de la iglesia. Fracasa por una interpretación defectuosa de las Escrituras, pues ve la sanidad como caso normal y enfermedad como la excepción. Pero el deseo por la restauración de paraíso no se cumplira en esta vida.“ (ideaSpektrum 36/2009, P. 14).
Alexander Seibel
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